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LA TECNICA QUE TRANSFORMA EL HABITAR

La ciudad de Chicago fue el escenario donde la arquitectura moderna dio sus primeros pasos hacia la altura. Como señala Thomas Leslie en Chicago Skyscrapers, “fue una ciudad de condiciones casi de laboratorio, donde arquitectos, ingenieros y constructores aprendieron unos de otros mediante la experimentación constante”. Impulsados por la necesidad de reconstruir, tras el gran incendio de 1871 y por las exigencias de una economía industrial en expansión, la presión por optimizar el uso del suelo urbano, reducir los costos y acelerar los tiempos de obra dio lugar a una serie de innovaciones estrictamente técnicas sin precedentes. La aparición de la estructura metálica, el ascensor seguro y los sistemas livianos de vidrio y aluminio transformaron de manera decisiva los métodos constructivos y la lógica estructural de los edificios. Estas innovaciones permitieron liberar las fachadas, aligerar el peso y multiplicar los niveles, consolidando el término “rascacielos” como emblema del progreso técnico e industrial. En este recorrido, el trabajo se centra en tres momentos claves de la evolución técnica de la arquitectura en altura, en Chicago: el muro portante, caracterizado por la solidez y estabilidad de la masa constructiva; el sistema mixto, que combina mampostería y estructura de hierro como etapa de transición hacia la modernidad; y finalmente, la estructura de acero, donde la técnica se convierte en el verdadero lenguaje de la arquitectura moderna. Cada una de estas etapas revela cómo la experimentación técnica redefinió las posibilidades materiales, estructurales y espaciales de la arquitectura en altura, en Chicago. Para desarrollar este análisis, se estudiarán tres obras representativas: el Auditorium Building, el Monadnock Building y el Reliance Building.

LA SOLIDEZ COMO LENGUAJE DEL HABITAR:

Auditorium Building

El Auditorium Building, construido entre 1886 y 1889, situado en el epicentro del origen de los rascacielos, fue diseñado por el arquitecto Louis Sullivan, reconocido tras el gran incendio de la ciudad, siendo considerado una figura fundamental de la Escuela de Arquitectura de Chicago, y por el ingeniero Dankmar Adler, quien se ocupó de la parte estructural del edificio. La falta de una tradición academicista en la historia americana permitió que surgiera una nueva tipología arquitectónica que rompiera con la tradición constructiva. El Auditorium se convirtió en un gran referente de la etapa del muro portante en Chicago, donde la técnica constructiva se basaba en muros de mampostería gruesa que soportaban la totalidad de las cargas estructurales. En este sistema, la estabilidad dependía exclusivamente de la masa material, lo que definía tanto la forma del edificio como sus límites físicos. Fue el primer proyecto de Sullivan contradictorio a sus propios principios, ya que él planteaba que “la forma sigue a la función”, pero a simple vista se podía observar que el edificio estaba plagado de una decoración estilo francés y una estructura compleja.

 

Este modo de construir, robusto y rígido, también influía directamente en la morfología urbana. La edificación en altura, basada en la mampostería portante, producía masas pesadas y compactas, con una presencia dominante sobre la superficie. El edificio se apoyaba sobre su peso y su inercia, no sobre su flexibilidad estructural, y la fachada era propia de una de las dos técnicas constructivas de la Escuela de Chicago, en la que se ocultaba el armazón arquitectónico con recubrimientos decorativos de las raíces historicistas. Se puede apreciar que los tres primeros pisos son de granito gris y almohadillado rústico, y los superiores de piedra caliza, generando un degradado de color en el edificio, un recurso que le aportaba dinamismo a la construcción. Además, la parte central estaba compuesta por arcos y columnas que estructuraban el edificio. En su totalidad, se lo puede ver como un volumen rectangular y sobrio, con una torre pensada para albergar la maquinaria del edificio y el propio estudio de Adler y Sullivan. Destacaban sus proporciones, los detalles decorativos del interior y su estructura, que dispone de generosos muros para reforzar la torre. Es interesante ver como Sullivan consideraba muy importantes los ornamentos para celebrar la vida cotidiana, y eso se manifestaba claramente tanto en el interior como en el exterior del edificio. Asimismo, se podía apreciar como estos adornos se enmarcaban dentro de la arquitectura Románica Ecléctica, cuyas características se encuentran marcadas por la fila de arcadas repetitivas.

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Imagen exterior del Auditorium Building

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Vista frontal

Columnas interiores

De este modo, la arquitectura seguía respondiendo a un principio preindustrial: la solidez equivalía a estabilidad. Sin embargo, en el contexto de una ciudad en expansión vertical, ese principio comenzaba a resultar técnicamente obsoleto. Thomas Leslie, en Chicago Skyscrapers, vincula estos edificios de mampostería, los más altos antes del surgimiento del esqueleto metálico, con una tradición técnica de permanencia material que luego sería reemplazada por las estructuras de acero y vidrio.

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Además de su intención de integración al entorno mediante la fachada, también hay una búsqueda de integración mediante la utilización del interior. Los espacios interiores también son espacios de la ciudad, debido al movimiento constante de la gente por las calles, que continúa a través de los amplios halls de los edificios, o del constante subir y bajar de los ascensores, que conectan a los empleados con los diferentes niveles del edificio. Estos espacios se encontraban adaptados a los límites estructurales y debían convivir constantemente.

Principalmente, se veía afectada la posibilidad de abrir grandes vanos o superficies vidriadas, dado que el muro trabajaba casi exclusivamente a compresión, cualquier intento de reducir su masa o aumentar la luz de los huecos comprometía la estabilidad general. En consecuencia, los espacios interiores resultaban oscuros y compartimentados, con aberturas pequeñas y repetitivas, lo que limitaba la ventilación y la entrada de iluminación natural. De todos modos, se complementó este interior de escasas carpinterías con una gran presencia de decoraciones a lo largo de todo el edificio, siendo el trabajo de los detalles lo que destacaba en cada uno de estos espacios.

En las imágenes se puede apreciar cómo el diseño espacial, busca adaptar los distintos elementos decorativos a esta estructura tan imponente que posee el edificio, además de mantener una paleta de colores similar a lo largo de todo el mismo.

Por otro lado, el teatro es destacado especialmente por su tan bien lograda acústica, debiéndose a la gran experiencia previa del ingeniero Adler en la creación de estas grandes cajas. Sullivan simplemente adaptó diseños anteriores, tratando de adaptarlos al espacio del auditorio, evitando alterar la calidad de la acústica y jugando con la disposición de los paneles.

Imágenes interiores

En cuanto a la planta, el tener una estructura dependiente de la continuidad del material, impedía la posibilidad de una planta libre, haciendo que la distribución interna estuviera subordinada a la lógica constructiva y no al programa funcional.Además, la altura también se ve afectada en la construcción de este edificio, ya que la mampostería impone una altura máxima factible, debido a las grandes cargas que comprometen la capacidad portante de la cimentación sobre el terreno de Chicago.

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Planta baja

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Corte perspectivado del Auditorio

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Corte del Auditorio

Esta solución estructural representa el punto culminante de la técnica tradicional, basada en la compresión del muro. El uso del ladrillo y la piedra como elementos resistentes evidenció el agotamiento técnico de este sistema, debido a los altos costos, la pérdida de espacio útil y la imposibilidad de seguir aumentando niveles sin comprometer la estabilidad estructural. “En la misma época, la estructura de hormigón armado se había convertido en una técnica normativa y, en adelante, la mayor parte de su evolución correspondería a su asimilación como elemento expresivo.” (Historia crítica de la arquitectura moderna, pag. 38)

En consecuencia, el Auditorium Building constituye un experimento técnico en los confines de la mampostería, donde se exploró hasta el extremo la capacidad de carga del muro portante antes de dar paso a nuevas soluciones estructurales, que dieran ventajas en estos aspectos.

La necesidad de superar estas restricciones técnicas dio origen a una etapa de transición, representada por la siguiente obra, el Monadnock Block. Etapa donde se intentó alcanzar una mayor altura, manteniendo la mampostería como sistema principal. Sin embargo, el Auditorium dejó demostrado que algo innovador debía aparecer para lograrlo, y esa búsqueda marcó el inicio de los sistemas mixtos de hierro y ladrillo, precursores directos de la estructura metálica moderna.

EL EQUILIBRIO ENTRE MATERIA Y LIGEREZA: Monadnock Building

El Monadnock Building, construido en dos etapas, entre 1889 y 1893, en la ciudad de Chicago, fue proyectado inicialmente por Burnham & Root (planta norte, 1889–1891) y completado por Holabird & Roche (planta sur, 1891–1893). Es considerado uno de los experimentos estructurales más relevantes de la historia de la arquitectura en altura, al marcar el momento exacto en que la técnica constructiva transitó del muro portante tradicional hacia la estructura metálica independiente. Como plantea Francastel, “la técnica no es una herramienta subordinada al arte, sino una forma de pensamiento que traduce la visión del mundo de una época”. En ese sentido, el Monadnock Building simboliza el momento en que la arquitectura deja de depender de la tradición artesanal para integrarse a la lógica racional e industrial del siglo XIX. Su desarrollo respondió directamente a los límites físicos de la mampostería portante y a la necesidad de alcanzar mayores alturas, mayor eficiencia estructural y menor peso total. Cada decisión técnica fue un intento de optimizar la distribución de cargas, la resistencia de los materiales y la eficiencia del sistema portante dentro del contexto urbano y constructivo a fines del siglo XIX, en Chicago.

Morfológicamente, el Monadnock Building presenta una forma prismática continua, sin ornamentación, que acentúa su verticalidad. La ausencia de decoración fue una decisión técnica y económica, reducir los elementos implicaba un ahorro en materiales y una simplificación en el proceso constructivo. Giedion señala que, “la simplificación formal que caracteriza a la arquitectura moderna surge del dominio de la técnica y de la necesidad de expresar la estructura sin mediaciones simbólicas.” El Monadnock, anticipó esa lógica moderna en la que la forma deriva directamente de las condiciones técnicas y constructivas. La influencia urbana del edificio fue significativa, ya que su masa compacta y austera se impone sobre el entorno como una demostración del potencial de la técnica constructiva, mas que como un gesto estético. En el contexto de la Chicago de fin de siglo, el edificio simbolizó la transición del volumen sólido de muro macizo al rascacielo liviano, convirtiéndose en un referente del cambio técnico que definió la identidad de la ciudad moderna. Su fachada, despojada de ornamentación, anticipó la pureza formal que luego caracterizaría la arquitectura racionalista del siglo XX.

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Imagen exterior del Monadnock Building

La planta norte conserva el sistema de mampostería portante continua, donde los muros exteriores e interiores son los elementos principales que aguantan las cargas. La masa del material aseguraba la rigidez, pero generaba también un gradiente estructural descendente, cuanto mayor la altura, mayor debía ser el espesor de los niveles inferiores para sostener el peso acumulado. Este método, técnicamente eficaz, reducía el área útil de las plantas, aumentaba el peso total del edificio y ejercía grandes presiones sobre la cimentación, asentada sobre el suelo blando característico de Chicago.

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Planta tipo combinada (norte y sur).

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Corte transversal (estructura planta norte y planta sur).

En el interior, esta innovación estructural generó espacios más amplios, mejor iluminados y con mayor flexibilidad funcional. La planta comenzó a liberarse de la rigidez del muro portante continuo, anticipando la idea moderna de la planta libre. La organización modular del sistema estructural facilitó la repetición de oficinas y permitió una ocupación más densa y racional, coherente con las necesidades del trabajo urbano en expansión.

La planta sur, en cambio, introdujo una armadura interna de hierro forjado y vigas de acero remachadas, integradas parcialmente dentro de la masa del ladrillo. Este sistema mixto permitió que la mampostería dejara de trabajar de forma aislada y pasara a comportarse como cerramiento y apoyo parcial, mientras el entramado metálico asumía la función resistente principal frente a las cargas verticales y laterales. Según Giedion, este cambio técnico representa el tránsito, de la construcción de muros a la creación de espacios. El Monadnock anticipa esa ruptura mediante la incorporación del hierro, no solo aligerando la estructura, sino que transformando la concepción misma del espacio interior, liberando la planta y haciendo posible una arquitectura de continuidad espacial mayor. 

“Es bastante más fácil usar nuevos materiales con viejas fórmulas estéticas, que

determinar nuevos programas estilísticos en base a las necesidades de una sociedad que adquirió de improviso nuevos instrumentos materiales.”

(Patteta - Tecnico, pag. 377)

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Imágen interior

La estructura del Monadnock Building no solo sostiene el edificio, sino que define su forma, su expresión y su relación con la ciudad. Francastel plantea que en la modernidad la técnica se convierte en un lenguaje autónomo capaz de expresar los valores de una sociedad industrial. En el Monadnock Building, la estructura deja de ser un medio invisible y pasa a ser la forma misma del edificio, materializando la idea de una arquitectura donde la técnica no se oculta, sino que se convierte en su principal signo expresivo. El equilibrio entre mampostería e hierro se traduce en un lenguaje constructivo puro, donde cada material se utiliza según su capacidad mecánica: el ladrillo resiste compresión, mientras el hierro absorbe tracción y flexión, creando un sistema complementario que optimiza la transmisión de cargas.

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Corte longitudinal (diferenciando las dos estructuras, y forma del edificio).

En su conjunto, el edificio funcionó como un laboratorio técnico en pleno funcionamiento dentro del tejido urbano de Chicago. Burnham & Root registraron los efectos del peso y las deformaciones, utilizando los resultados obtenidos para perfeccionar los sistemas estructurales y seguir logrando mejoras en diversos aspectos, que luego alcanzarían su máxima expresión en el Reliance Building.

El Monadnock Building marcó el cierre de la era del muro portante y el nacimiento del pensamiento ingenieril moderno en la arquitectura de gran altura. La estructura se convirtió en el lenguaje del edificio, dejando de ser un medio invisible para transformarse en su principio organizador, determinando la forma, la espacialidad y la relación con la ciudad y su entorno. Su aporte fue decisivo para la consolidación de la lógica estructural del siglo XX, basada en la eficiencia, la racionalización y la integración total entre técnica y arquitectura.

EL HIERRO COMO IMPULSO HACIA LA ALTURA: Reliance Building

El Reliance Building, ubicado en Chicago y construido entre 1890 y 1895, fue proyectado inicialmente por los arquitectos Burnham & Root, y finalizado por Charles Atwood. Este edificio representa un momento crucial en la historia de la arquitectura moderna, ya que marca la consolidación del esqueleto estructural de acero, una innovación que transformó la forma de concebir y construir los edificios de gran altura. Su realización simboliza la transición del siglo XIX hacia una nueva era técnica, donde la masa dejó de ser el elemento portante y pesado, y la estructura tridimensional metálica pasó a ser el verdadero soporte y eje organizador del edificio.

Formalmente, el Reliance Building se presenta como una torre esbelta y luminosa, cuya fachada combina vidrio y terracota esmaltada. Esta envolvente, liberada de funciones portantes, adquiere una ligereza inédita, permitiendo una transparencia que redefine la relación entre el interior y la ciudad. ¨El edificio Reliance es una torre de vidrio de quince pisos de altura. La base está compuesta de una piedra oscura y discreta, enmarcado contraste con la torre de vidrio y cerámica vidriada blanca que surge de ella¨ (Espacio, tiempo y arquitectura, Sigfried Giedion, pag 389). Los amplios ventanales, dispuestos en módulos regulares, refuerzan la verticalidad del conjunto y subrayan la racionalidad geométrica del armazón estructural.Cada módulo de fachada estaba formado por un panel central fijo y dos laterales móviles, enmarcados en carpintería metálica. Este sistema no solo garantizaba ventilación y limpieza, sino que también contribuía al comportamiento estructural del muro cortina, un concepto pionero para la época. Las piezas cerámicas de terracota cumplían una función protectora frente al fuego, la humedad y la contaminación, al tiempo que aportaban textura y color, integrando técnica y ornamentación.

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Imágen exterior del Reliance Building

En su diálogo con el entorno urbano, el edificio proyecta una imagen de modernidad y precisión técnica frente a la pesadez de los edificios de mampostería del centro de Chicago. El Reliance se erige como un símbolo de transparencia, racionalidad e innovación, anticipando la estética de los rascacielos modernos que le seguirán en épocas posteriores.

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La estructura metálica del Reliance Building no solo transformó la técnica constructiva, sino también la experiencia del espacio interior. Gracias a la retícula de acero, las plantas se liberaron de muros portantes, permitiendo amplias superficies diáfanas y una distribución totalmente flexible. Esta libertad estructural generó interiores abiertos, luminosos y adaptables, capaces de responder a diferentes usos sin alterar la estabilidad del conjunto.

Imágen interior

La ligereza del armazón metálico hizo posible incorporar grandes paños de vidrio, de modo que la luz natural podía penetrar perfectamente en el interior del edificio, creando una atmósfera clara y transparente que contrastaba con la oscuridad de las construcciones tradicionales de mampostería. Este efecto de transparencia y verticalidad no era solo visual, sino también emocional, transmitía una sensación de modernidad, eficiencia y optimismo, reflejo de una nueva era urbana y productiva.

La estructura metálica del Reliance Building no solo soporta el edificio, sino que determina su organización espacial. La cuadrícula estructural impuso una modulación regular que definió tanto la distribución de la planta como la composición de la fachada. Al no depender de muros portantes, los espacios interiores pudieron organizarse con gran libertad, generando una planta flexible donde los tabiques no condicionaban la estabilidad del conjunto.

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Esqueleto metálico

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Planta baja

El Reliance Building fue, en definitiva, la síntesis de un proceso técnico y conceptual desarrollado en Chicago tras el incendio de 1871. En él, la estructura se convierte en lenguaje arquitectónico y la técnica en el fundamento de la forma. Su ligereza, precisión y racionalidad lo consagran como un precedente directo del rascacielos moderno, donde la arquitectura se entiende como la expresión visible de la inteligencia constructiva. Según Carl Condit (1964), “Si alguna obra del arte estructural del siglo XIX anticipó el futuro, es esta. El edificio representa el triunfo del enfoque estructuralista y funcionalista de la Escuela de Chicago. Por su gracia y ligereza, por la pureza y exactitud de sus proporciones y detalles, y por la brillante perfección de sus fachadas transparentes, se mantiene hoy como una emocionante demostración del potencial expresivo y cinestésico del arte estructural” (p. 111).

Esta independencia entre estructura y cerramiento marcó un cambio radical en la concepción arquitectónica, el edificio ya no era un volumen macizo, sino una red estructural envolvente que sostenía una piel liviana. La relación directa entre el esqueleto metálico y la configuración de la planta dio origen a una nueva lógica espacial basada en la eficiencia, la flexibilidad y la transparencia, principios que definirían la arquitectura moderna del siglo XX.

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Corte transversal

Conclusión

Para concluir, el texto expone cómo la técnica fue evolucionando a lo largo de los años y a través de las obras mencionadas, transformando progresivamente la lógica estructural de la arquitectura en altura, en Chicago. Desde la solidez del Auditorium Building, donde el muro portante representaba la fuerza de la materia y la estabilidad por peso propio, hasta la transparencia del Reliance Building, sostenido por un esqueleto de acero y una piel liviana de vidrio y terracota. Cada obra marcó un avance decisivo en la comprensión del equilibrio entre masa, estructura y ligereza, dando lugar a nuevos métodos que llevaban la construcción en altura a otro nivel.

El Auditorium mostró el punto límite de la técnica tradicional, donde la resistencia se lograba a través de la compresión y la inercia del material. El Monadnock llevó esa lógica al extremo, introduciendo el hierro como refuerzo extra y dando origen a los sistemas mixtos, que abrieron el camino hacia la estructura moderna. Finalmente, el Reliance consolidó la estructura metálica independiente, permitiendo liberar los muros, optimizando el uso del espacio interior y multiplicando la superficie de luz. Cada edificio fue una respuesta directa a las limitaciones del anterior, y juntos conformaron una línea de evolución técnica que redefinió por completo la forma de construir y habitar la ciudad moderna.

Esta transformación no fue solo un progreso material, sino un cambio conceptual. La técnica dejó de ser un medio subordinado al diseño para convertirse en el principio estructural de la arquitectura moderna. La racionalización del trabajo, la precisión del cálculo y la especialización de los materiales reemplazaron la antigua idea de solidez por la de eficiencia. La arquitectura comenzó a entenderse como un sistema integral, donde cada elemento cumplía una función específica dentro de un conjunto armónico, anticipando los fundamentos del pensamiento ingenieril contemporáneo.

 

En lo personal, consideramos que esta evolución técnica representa mucho más que una mejora constructiva, es el reflejo de una nueva manera de pensar el espacio y el progreso. El paso del muro macizo al esqueleto metálico simboliza la transición de una arquitectura de permanencia a una arquitectura de transformación, donde la técnica no solo resuelve problemas estructurales, sino que expresa una mentalidad moderna basada en la innovación, la ligereza y la adaptabilidad. Nos parece admirable cómo, en apenas unas décadas, la ciudad de Chicago se convirtió en un laboratorio a cielo abierto donde la técnica se volvió conocimiento, y la arquitectura, por fin, una manifestación física de la inteligencia humana aplicada a la materia.

H2 2025 - ABOY 

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DOCENTES VICTORIA Y GISELA

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