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PUERTO COMO ESCNEARIO POLÍTICO Y ECONÓMICO

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Esta imagen complementa el sentido de la anterior al presentar con mayor claridad la actividad cotidiana del Puerto del Callao durante el siglo XVIII. Se enfoca en el plano terrestre y portuario, donde puede observarse una densa concentración de trabajadores, embarcaciones menores, grúas rudimentarias, depósitos y galpones, reflejando el dinamismo económico y logístico del enclave. El Callao funcionaba como un verdadero pulmón económico del virreinato: desde allí se organizaban embarques de plata, productos agrícolas, textiles y otros bienes coloniales con destino a Europa y Asia, y se recibían mercancías importadas como armas, vinos, artículos de lujo, manufacturas o incluso esclavos, procedentes de las rutas transatlánticas y transpacíficas. Tal como señala Rodríguez Miguens en Las ciudades del absolutismo, “para entonces contaba con unos veinticinco mil habitantes, según el padrón de Montesclaros, y era una de las ciudades comerciales más importantes del Pacífico, pues el puerto del Callao constituía parada obligatoria para los navíos en ruta por este océano” (p. 349). En este contexto, se evidencia al puerto del Callao como una de las ciudades comerciales más importantes del Pacífico. La imagen representa la existencia de una infraestructura compleja: astilleros, carretas, muelles y embarcaciones auxiliares que sostenían un sistema comercial de gran escala, regulado por estrictas normativas fiscales impuestas por la Corona. Además de su función económica, el puerto era un espacio estratégico de vigilancia y defensa. Como menciona el Memoria Diario de Lima, “fue Su Excelencia al puerto del Callao a visitar los navíos del Rey que se están carenando, así para el despacho de armada, como para las ocurrencias que se pueden ofrecer” (Firbas y Rodríguez, p. 207), lo cual da cuenta de su rol como plataforma de proyección de la soberanía imperial. Por sus costas ingresaban no solo bienes y personas, sino también signos materiales del dominio real: estandartes, documentos sellados, bulas papales, libros prohibidos, modas culturales y noticias políticas. Todo lo que acontecía en el Callao tenía eco en Lima, y viceversa, en un vínculo indisoluble que hacía del puerto un punto de activación del circuito virreinal, donde lo económico, lo político, lo defensivo y lo simbólico se entrelazaban. Por lo tanto, esta imagen permite comprender que el Puerto del Callao no solo era un punto de partida físico en el recorrido hacia el corazón administrativo del virreinato, sino también un nodo estructural de orden imperial, donde se articulaban las lógicas del comercio, la vigilancia y la representación del poder colonial español.

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H2 2025 - ABOY 

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DOCENTES VICTORIA Y GISELA

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